Te cuento el dia que tuve que tomar la pildora del dia despues

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Son muchos los años que llevo con mi novio la verdad que casi creo que he perdido la cuenta, si se enterará seguro que se enfadaría porque para las fechas es muy puntual yo sin embargo las olvido fácilmente, sobre todo con todo lo que llevamos hoy en día en la cabeza. Evidentemente tenemos relaciones, bueno quizás no lo he dicho pero vivimos juntos, y claro tomamos precauciones, no estamos preparados todavía para tener hijos es verdad que el trabajo retrasa mucho la decisión de muchas mujeres de tener hijos a temprana edad, bueno el trabajo y las situaciones, porque la verdad que si estás en paro que me expliquen a mí como mantienes las necesidades básicas de tu hijo eso sí digo solo básicas sin irme a ningún lujo, evidentemente sin dinero no es que sea difícil es que es imposible. Pues nada lo dicho que nosotros no estamos preparados.

La rotura del preservativo es algo que muchos piensan que es un bulo  la verdad que yo también llegué a pensarlo para ser sincera y que para muchas parejas era la excusa perfecta para decir que no habían hecho nada sin protección. Pero cuando tu lo vives en tus propias carnes evidentemente cambias enseguida el concepto, precisamente la semana pasada tuvimos relaciones y cuando mi novio salió el semen estaba fuera del preservativo no dentro como siempre, claro enseguida me asusté y llegué a pensar que podía haber sido que se arrugara al salir y se hubiera salido un poco, pero claro no estábamos seguros hasta que al quitárselo nos dimos cuenta que se había roto, y en ese momento el mundo se me vino encima.

Desde luego no era el momento y si lo era yo no estaba preparada, igual no me quedaba embarazada pero no podía correr eses riesgo ya que después sería tarde. Entonces me acorde dentro de mi nerviosismo que una compañera en la oficina le había pasado lo mismo y que ella fue a la farmacia y compró la píldora del día después la verdad que la llamé enseguida para que me informara, pensé que como era tarde tendría que esperar al día siguiente para ir a mi médico de cabecera, pero cuál fue mi sorpresa que se podía comprar sin receta médica en la farmacia, en ese momento creo que en vez de correr volé, por suerte todo quedó en un susto que gracias a la ciencia tuvo remedio.