Un dia sin duda inolvidable

Cuando tienes hijos nunca piensas que el tiempo va a ir tan deprisa, la verdad que debemos disfrutar con ellos cada segundo como si fuera el último. Se van haciendo mayores demasiado deprisa y cada momento de sus vidas es importante. Cuando nacen, las personas que somos católicas lo primero que hacemos es bautizarles, y se convierte en un día precioso, lo disfrutas un montón. Pero un día sin darte apenas cuenta ya ha crecido de momento la miras y piensas madre mía si hace nada estaba bautizándote. Intestas echar la vista atrás pero eso ya es imposible, cuando te das cuenta ya estás con los preparativos de la comunión, y es justo en ese momento cuando te das cuenta que tu pequeña ya es toda una mujercita. La verdad que los preparativos de una comunión son algo excepcional, eso de ir con ella de tienda en tienda probándose vestidos, y vas viendo que con el que se prueba está mejor que con el anterior.

Vas viendo con lágrimas en los ojos que tu pequeño lucero ha crecido y ahora es toda una princesita. La verdad que se convierte en momentos inolvidables. Junto con el vestido se deben preparar muchas más cosas, como es el salón y la ropa de los demás. Ir a comprar todos sus regalos es algo maravilloso, sabes lo feliz que va a ser ese día para ella y se te ponen los pelos de punta. En ese momento todo te parece poco, deseas que se convierta en el mejor día de su vida, y haces todo lo posible para que así sea. No dejar pasar ni el más mínimo detalle, tanto para ella como para los invitados que asistirán a la ceremonia. Intentas por todos los medios que no falte nada y que sea un día muy especial. Cuando llega el día de la ceremonia por mucho que lo intentas la lagrimilla no deja de asomar en tus ojos, ese día en que la ves radiante y con una expresión de felicidad difícil de explicar.

Te pasas toda la ceremonia con el pañuelo haciendo compañía a otras madres en la misma situación que tú. Pero es todo tan bonito que ni si quiera un mar de lágrimas puede borrar esa gran esencia. La celebración es también muy especial, se pasa muy bien, pero tú con lo que realmente te quedas es con lo bonito que ha sido todo y sobre todo con la cara de felicidad con la que te miraba tu hija, eso sin duda para mí fue lo mejor.